viernes, 26 de abril de 2013

Cumbres borrascosas y el cine



Lo sé, llego un pelín tarde para comentar la última adaptación cinematográfica de Cumbres borrascosas, de Andrea Arnold, pero como este no es un blog de actualidad sino un blog de una humilde aficionada a la lectura supongo que me lo perdonaréis. No sé si habréis visto ya la película, es de 2011 y en España se estrenó el año pasado, pero yo no lo pude ver hasta esta semana.

Hay quien dice que el film puede resultar un tanto tedioso, no sé qué deciros..., ya por el trailer se ve que es una adaptación arriesgada, pero tengo que decir que a cambio te llevas unas interpretaciones magníficas (Kaya Scodelario, de Skins, es quizás la mejor Catherine que pudiera imaginarme), una fotografía muy cuidada, y una recreación de ambientes totalmente asfixiante que, en mi humilde opinión, da de lleno en el clavo: la misma violencia y desesperación que me transmitieron los páramos en la novela están en cada fotograma.

Por supuesto que la interpretación de la historia es un tanto libre, quiero decir, no se trata de una adaptación en el sentido clásico, pero a mí me ha convencido.Total, que tras ver la película me paré a pensar en la cantidad de adaptaciones cinematográficas que he visto de la obra de Emily Brontë. Algunas mejores que otras, pero hay que reconocer que las hay bien curiosas.

La primera que vi fue la película homónima de 1992, con una Juliette Binoche metida en el papel de la caprichosa Catherine y Ralph Fiennes, actor al que le tengo especial manía (ni yo sé por qué, pero así son las cosas) haciendo de Heathcliff. La vi hace más de 10 años, después de haber leído la novela por primera vez. Me pareció correcta, sin más, no la recomendaría especialmente, aunque puede que mi memoria me esté jugando una mala pasada.

Tengo que confesar que sin saber cómo ni por qué me sorprendí a mí misma tiempo después tragándome un infumable telefilme de Cumbres borrascosas de 2003, producido por la MTV, que pretendía ser una versión actualizada de la historia. No tenía desperdicio (en el mal sentido): actores jovencitos y medio conocidos, con un Heathcliff (en este caso Heath) convertido en estrella del rock. Para qué voy a contaros más.


Y para cerrar este capítulo, ahí va una adaptación que sí que merece la pena: Abismos de pasión, de Luis Buñuel. Película en blanco y negro de los años 50 con un argumento ligeramente inspirado en la novela de Emily (pero ojo, no son conjeturas, aparece acreditada). La historia tiene puntos comunes y otros de libre interpretación, y no es que yo sienta predilección por la etapa mejicana del director, pero al menos se puede decir que resulta interesante.

Existen infinidad de adaptaciones, y supongo que las que quedan aún por llegar, pero hasta aquí llegan las que yo he visto y si tuviera que elegir, me quedaría con la de Andrea Arnold.

lunes, 15 de abril de 2013

Dulce y sabrosa, erotismo decimonónico del bueno



Algunos deben de pensar que la autora del libro que luce una corbata gris en su portada inventó algo así como la rueda, pero lo de la literatura erótica viene de bastante más atrás, lo que os pasa, pillinas, es que os habéis acordado del género con la privacidad que os da el libro electrónico, ¿verdad?

Bromas a un lado, es cierto que el género en sí está que arde (nunca mejor dicho) debido al éxito de los libros de E. L. James, pero yo sigo a lo mío, que es la literatura decimonónica y ya de paso mis aportaciones al reto Seamos realistas. Precisamente por eso, no pude evitar esbozar una sonrisa al oír hablar recientemente de la publicación de "Miquiño mío". Cartas a Galdós, recopilación de las cartas picantonas que Emilia Pardo Bazán le dirigió a Benito Pérez Galdós durante el largo affaire que mantuvieron. Qué queréis que os diga, en seguida me imaginé una portada con una corbata o unos gemelos, de esas que tanto se estilan ahora, y me entró un poco la risa.

Al hilo de esto, quería hablaros de la última novela que he leído para el reto: Dulce y sabrosa. Podréis suponer por su título que la temática también tira un poco por lo erótico (aunque no os imaginéis nada explícito), con un sutil toque de humor que me ha encantado. Soy consciente de que esta obra no es para nada conocida, aunque sí asequible (existe una edición a cargo de Cátedra y podéis encontrar la edición digital en Amazon por el módico precio de 0.00 euros), pero no podía dejar pasar la oportunidad de hablar de su autor, Jacinto Octavio Picón.

Yo a este autor le conocí en una etapa de mi vida de total enajenación mental en la que se me pasó por la cabeza llegar a ser doctora. Llegué a realizar un trabajo de investigación, que disfruté mucho, sobre sus cuentos, aunque luego por unas cosas o por otras tuve que aparcar la tesis, pero esto no impidió que siguiera estudiando por mi cuenta a tan curioso autor al que, en mi opinión, injustamente se ha tratado como de segunda fila. Poco a poco he ido aparcando sus cuentos para ponerme al día con las novelas, y esta ha sido la última que he leído.

Dulce y sabrosa, publicada en 1891, nos cuenta la historia de un curioso don Juan, de nombre completo don Juan de Todellas para más información, que se encapricha de Cristeta, una joven y virtuosa cantante a la que termina seduciendo para empezar con el juego del ahora sí, ahora no, lo que a mí me ha parecido un don Juan actualizado, es decir, no de los que burlan y huyen, sino de los que burlan, se van, vuelven y se vuelven a ir. De los pesaditos indecisos, vaya, de los que se llevan ahora.

El nudo de la historia comienza en realidad cuando Juan abandona a Cristeta, huyendo a París, y a su vuelta esta finge estar casada y tener un hijo. A partir de aquí, son muchas los malentendidos y juegos de confusión que llevan el carácter de folletín al extremo, haciendo que la historia se nos antoje fácilmente transformable en un vodevil. Pero todo esto está hecho con mucha gracia, y los pormenores de esta historia de amor son ironizados en los títulos de cada capítulo, tales como "Donde al zorro se forja la ilusión de que la gallina puede venir a entregársele" o "De la importantísima conferencia que celebraron el Tenorio decadente y el estanquero libertino, con otros graves sucesos", vamos, que no tienen desperdicio.

Pero lo realmente importante en Dulce y sabrosa es, como ya hemos señalado antes, la actualización del mito de don Juan. A este respecto, me ha resultado muy interesante por la solución que le da Picón a esta agotadora historia amorosa de idas y venidas, y es que hasta resulta inquietante, cuanto menos, que un autor de hace dos siglos tenga una concepción de las relaciones de pareja mucho más libre e igualitaria que la que se puede ver en libros como el ya mencionado de la corbata o en series como Sexo en Nueva York.

Por eso, y porque yo creo que hace un uso muy inteligente de la narrativa (aunque la trama en sí no sea precisamente apasionante), le doy tres estrellas y media. No está nada mal, pero si de verdad queréis leer algo bueno de Picón, aquí os dejo el enlace a "La monja impía", mi cuento preferido.




jueves, 11 de abril de 2013

True Blood - Vampiros sureños




El otro día pude ver el primer teaser trailer de la sexta temporada de True Blood, aunque no se estrenará hasta junio..., pero de todos modos aquí lo dejo para ir abriendo boca. Sé que sois muchos los seguidores de la serie, pero no sé si le habéis prestado atención a las novelas de Charlaine Harris. Yo tengo que decir que, extrañamente y de casualidad, llegué a la serie por las novelas y no al revés.

Hace años me regalaron el primer título de esta saga por el día del libro, y me sorprendió porque la verdad, nunca había visto la serie, y aunque mucha gente pueda creer lo contrario, en absoluto me siento atraída por las historias de vampiros. El caso es que después de leer esta primera entrega, Muertos hasta el anochecer, terminé leyendo los tres que le siguen y viendo la serie entera.

Para aquellos que no tengáis ni idea de lo que estoy hablando, son una serie de libros que tienen como protagonista a Sookie, una joven camarera de un pueblecito de Luisiana con poderes psíquicos. La historia comienza cuando conoce a Bill, un vampiro (que en esta sociedad ficticia son seres totalmente insertados en la sociedad), y a partir de ese momento comienza a meterse en líos, vivir aventuras y resolver misterios. No son muy sesudas, pero sí entretenidas y tienen cierta lectura entre líneas sobre la intolerancia y los problemas raciales que puede resultar interesante.

Su adaptación para la pequeña pantalla no desmerece en absoluto, es más, en muchos aspectos (por no decir casi todos) me parece que supera a los libros: tramas mucho mejor elaboradas, toques de humor mejor traídos y bastante más inteligentes, la incorporación de personajes como Jessica y un largo etcétera. Pero si hay algo de verdad reprochable en los libros es que me pone de los nervios que cada dos párrafos pretendan refrescarle la memoria al lector repitiendo datos (no digo que no sea útil, puede estar bien para lectores con un problema similar al de la protagonista de 50 primeras citas, ejem). Quizás lo único que puedo decir en su contra es que en la serie se echa de menos al personaje de Bubba (sí, amigos, Elvis sigue vivo pero en forma de vampiro).

Por si os queréis animar con estas novelas, creo que os tendréis que armar de paciencia para haceros con ellas en el orden correcto, y es que me he dado cuenta al querer hablar de la colección de Charlaine Harris de que nunca he terminado de enterarme muy bien de cómo se llama esta saga en español: ¿"Vampiros sureños"? ¿Simplemente "Sookie Stackhouse"? ¿O ya directamente han aprovechado el tirón de la serie para subtitularlos como "True Blood"? Sea cual sea el nombre oficial debo decir que muy mal por parte de la editorial que, al menos en las primeras ediciones, no facilitaba demasiado la labor del lector ofreciendo portadas prácticamente idénticas y con títulos similares, además de aportar cero información sobre el número que cada título ocupa en la saga, y no son pocos (si no me equivoco, van por el duodécimo).

Y no, no se me olvidaba, aquí os dejo la promo de la sexta temporada:


lunes, 8 de abril de 2013

Hey Boo: Harper Lee and "To kill a mockingbird"



Siempre me he sentido atraída por la figura de Harper Lee. Me pasa, supongo, lo mismo que con J. D. Salinger, y es que basta que un escritor te cierre con la puerta en las narices para que tú te empeñes en meter la nariz por la rendija.

En el caso de la autora de Matar un ruiseñor, la cosa es aún más peliaguda que con el autor de El guardián entre el centeno. Recordemos que su carrera literaria se resume básicamente en una sola novela, cosa extraña (aunque si yo fuera capaz de escribir semejante obra maestra quizá tampoco me hubiese tomado la molestia de volver a coger el plumín) y, al menos yo, de su vida privada todo lo que sabía era de su amistad con Truman Capote y las pinceladas autobiográficas que podíamos intuir en el personaje de Scout.

No es que yo sea una cotilla de las de la toda la vida, no me entedáis mal, no pretendo averiguar cuál es su color preferido o si prefiere la montaña o la playa, pero sí que a veces uno se queda con ganas de saber más de un escritor cuya obra le ha parecido tan inspiradora, porque pretendemos averiguar qué a sido lo que, a su vez, ha inspirado al escritor. Pues bien, la semana pasada he podido satisfacer en buena parte mi curiosidad gracias a Hey Boo: Harper Lee and "To kill a mockingbird".

El documental, que yo desconocía por completo, es ya de 2010 y me ha resultado muy interesante. En él no solo descubrimos el proceso de escritura y publicación de la novela, sino que además realiza un detallado análisis de la obra, su adaptación cinematográfica y, cómo no, de la propia autora.

Al igual que me ocurre con Matar un ruiseñor, que es un libro que recomendaría a todo el mundo, os invito a que veáis Hey Boo..., merece realmente la pena.

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