Mostrando entradas con la etiqueta el filo de la navaja. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta el filo de la navaja. Mostrar todas las entradas

martes, 8 de enero de 2013

El filo de la navaja y mi pasión por W. Somerset Maugham



Es curioso, pero siempre que me preguntan por mis escritores preferidos uno de los primeros nombres que me vienen a la cabeza es el de William Somerset Maugham, autor del que he leído apenas tres novelas, aunque considero que las tres son fantásticas. Siempre estoy intentando leer más, pero tampoco se encuentran demasiadas traducciones de él, o al menos en ediciones modernas, así que estoy racionando sus pequeñas obras de arte.

Desde que casualmente leyera Servidumbre humana (1915), una de sus obras más famosas y para mí la mejor de todas, me enganché totalmente a su forma de escribir tan conmovedora. El caso es que hace un par de años encontré en casa de mi abuelo El filo de la navaja (1944), en una de esas horribles ediciones de El círculo de lectores que ya huelen a humedad, pero no fue hasta este verano cuando me decidiera a leerlo y lo he disfrutado mucho.

La novela nos cuenta la historia del joven Larry, un americano que siendo apenas un adolescente es ya un ex aviador de la I Guerra Mundial, y que atormentado por la muerte de un compañero y rechazado por su novia, Isabel, decide emprender un viaje que le ayudará a reflexionar sobre la vida y la muerte.

Aunque intentando informarme sobre más aspectos de la novela a menudo he leído que se cataloga como una historia romántica, los amores y desamores de Larry e Isabel son lo más anecdótico de una gran historia que en realidad no cuenta nada, pero que ahonda en lo más profundo de la condición humana y de la sociedad de los años veinte.

A medio caballo entre América y Europa, Maugham nos cuenta una historia muy personal, tan personal que él mismo se transforma en uno de los protagonistas, el hilo conductor en realidad de los dos mundos separados de Larry, peregrino espiritual, e Isabel, jovencita burguesa. Y todos estos encuentros y desencuentros en el marco incomparable que es París.

Como nota un tanto anecdótica, una manía: así como hay gente que compra un imán de nevera o manda una postal cuando viaja, yo siempre me guardo para mí una frase de cada novela Somerset Maugham, la apunto, la subrayo y simplemente me la quedo. En esta ocasión elegí una que, paradójicamente, hará que el joven Larry Darrell sea para mí siempre inmortal:

Quizá cuando su vida acabe no deje de su paso por la tierra señales más profundas que las que un canto arrojado al río deja sobre la superficie del agua.

Os invito a que vosotros también leáis El filo de la navaja y encontréis la vuestra. Desde aquí os la recomiendo con 5 estrellas bien merecidas.



Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...