Nunca me ha gustado la literatura hispanoamericana. Ya está, ya lo he dicho. No he leído nunca Pedro Páramo, ni La ciudad y los perros, pero sí Cien años de soledad y no me gustó nada. Supongo que todos tenemos nuestros pequeños odios culpables, solo que en este caso yo no tengo culpabilidad ninguna. Eso sí, dentro de todo ese realismo mágico y del boom de estos autores hay uno que yo rescataría, y ese es Julio Cortázar.
¿Por qué? Porque Cortázar me parece un buen escritor, pero un buen escritor de los de verdad, de los que innovan, se arriesgan y manejan el lenguaje a su antojo, de los que escriben por necesidad y con pasión, y como fruto de todo eso tenemos obras de arte maravillosas. No tengo esa misma apreciación del colombiano, ya sabéis a quién me refiero... pero no es mi intención crear polémica, sino hablaros de un genial cuento del genial argentino.
Descubrí "Continuidad de los parques" el primer día de facultad, y desde entonces no he dejado de leerlo y deleitarme con cada línea. ¿Cómo es posible decir tanto sobre la literatura y la vida en apenas dos párrafos?
Si no lo habéis leído nunca, "Continuidad de los parques" pertenece a la colección Final de juego, publicada en 1956 (aunque este cuento no se añadió hasta su segunda edición). Pero también podéis leerlo haciendo click aquí. Si por el contrario ya lo habéis leído..., seguro que también queréis hacer click, ¿me equivoco?
También os dejo arriba una grabación del propio Cortázar leyendo su cuento que puede resultar muy curiosa, pues su voz y su acento eran claramente muy peculiares. Como su literatura.
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