Hoy la cosa va de tópicos femininos. Sí, yo a veces leo Chick-lit (ahí va el primero). No, no todas estas novelas me parecen malas, las hay muy salvables (ya van dos). Además, son muy entretenidas (la tercera), y a mí me sirven de distracción mientras trato de quemar calorías en la bicicleta estática (esto ya rebasa el límite de tópico, más bien parece sacado de una novela Chick-lit y además es broma).
No hace mucho leía sobre la caída de este supuesto género para mujeres. Y digo "supuesto" porque aunque normalmente las novelas de estas autoras (citemos por ejemplo a Lauren Weisberger, Helen Fielding o Meg Cabot) suelen ser devoradas por un público eminentemente femenino no ocurre así con las adaptaciones cinematográficas, y es que aún recuerdo que cuando se estrenó El diario de Bridget Jones incluso mi padre fue a verla al cine. Por otra parte, que una novela trate sobre una treinteañera y sus vicisitudes amorosas no creo que la haga solo apta para mujeres, ¿no creéis? Si por el contrario una novela tratase sobre un treintañero y sus vicisitudes amorosas, ¿sería esta considerada como literatura para hombres? Yo creo que no, y seguro que por aquí hay más de una que se ha leído Alta fidelidad, ¿me equivoco?
El caso es que una de las cosas que leí sobre el fin de este género femenino, por así decirlo, venía vaticinado por un radical cambio en las estanterías de las librerías, donde cada vez veíamos menos espacio reservado para estos libros y más para vampiros y zombis, por ejemplo. Pero tampoco es de extrañar, todas las modas son cíclicas, y últimamente el número de autoras de este tipo estaba haciendo peligrar nuestro gusto y buen juicio.
No se trata, pues, de que con mis reflexiones pretenda defender este género, partiendo de la base de que incluso la idea del género en sí puede resultar absurda y que la calidad media de este tipo de novelas es ínfima (por cada El diablo viste de Prada o El diario de Bridget Jones surgen unos 50 libros infumables). Sin embargo sí que me apetecía citar el caso de la autora irlandesa Marian Keyes porque me parece que probablemente sea una superviviente de esta debacle.
¿Qué es lo que me lleva a afirmar tal cosa? El último libro que leí de ella, ¿Hay alguien ahí fuera?, me hizo pensar sobre por qué la mayoría de estas obras no gustan o resultan cansinas, y me parece que Marian Keyes rara vez cae en estos tópicos: sus protagonistas no siempre son triunfadoras y tampoco tienen trabajos con los que el resto de los mortales no nos podemos permitir ni soñar, ni son mujeres obsesionadas con los hombres (aunque sí se hable de sus relaciones esto no suele ser el epicentro de toda la trama, ni la moraleja se resume en "si no tienes pareja has fracasado"). Además, en las últimas novelas de Marian Keyes, como ¿Quién te lo ha contado? o Un tipo encantador se atreve con juegos narrativos referentes a los narradores y perspectivas. Vale, esto último igual suena un poco pretencioso, no estamos hablando de James Joyce, pero se aleja de las narraciones lineales de este tipo de novelas.
¿Cuando hablamos de Marian Keyes estamos hablando, por lo tanto, de grandes obras de la literatura? Es evidente que no, pero cumplen su función que es la de entretener y tiene una manera de escribir muy particular que merece la pena descubrir. Por ejemplo, con novelas como ¿Hay alguien ahí fuera? nos encontramos con la historia de una de las hermanas Walsh (habituales protagonistas en su universo literario) atravesando por un momento muy duro de su vida, aunque aderezado, como suele ocurrir en sus obras, con toques de humor. Pero no nos confundamos, no hablamos de burdos intentos de desinflar un drama con algo de comedia sino más bien de comedias con un poso dramático que tienen como resultado un extraño realismo.
Eso sí, si vais a una librería y os apetece leer algo de ella, tendréis que apartar a codazos los libros de zombis y vampiros y tratar de encontrar los suyos. Pero tranquilos, Plaza & Janés os lo pone fácil con portadas en colores chillones y abusando del fucsia. ¿Qué esperabais? Es literatura para mujeres, tiene que ser rosa.
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